Entrar en el gran teatro Maxi de Pola de Laviana, y ver los restos del naufragio que quedaron tras cerrarse sus puestas después de hundirse el Titanic, la última película que se proyectó en 1998, fue una experiencia total.
Guardo muchos recuerdos del cine y de cine, y poder volver a pisar esas tablas, con mucho tiento, porque todo se deshacía y el "peligro" acechaba, fue una película más y os aseguro que me encantó.


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